domingo, 7 de octubre de 2007

Sobre el Orkut y la Libertad en Internet

En 2001, Orkut Büyükkökten, joven ingeniero de origen turco, creó en la universidad de Stanford, Estados Unidos, un programa llamado Club Nexus, que solo pretendía establecer un "registro" de amigos que comparten intereses en la red. Tuvo tanta aceptación que de allí nació una empresa, Affinity Engines, y el proyecto se transformó en un producto comercial, bautizado como InCircle. Como sucede con todo lo que tiene éxito en Internet, la poderosa compañía Google ofreció un contrato millonario a Büyükkökten y relanzó el programa con el nombre de su creador, en enero de 2004. Hoy tiene cerca de 70 millones de usuarios en el mundo.


El Orkut es una red social para hacer relaciones y formar grupos o comunidades por temas y categorías, abrir foros y debates, compartir datos, fotos y videos, establecer citas, hacer anuncios, enviar mensajes, etc. Lo mágico es que se puede hacer amistad o establecer relación amorosa con alguien que pertenece a otra cultura y se halla a millones de kilómetros, pero tiene los mismos sueños e ideales que uno, y le desvelan las mismas preguntas existenciales.

Me volví "orkutiano" hace poco, cuando entendí que es una herramienta informática útil para el trabajo periodístico. Desde entonces, además de un eficaz medio para mantenerme comunicado con amigos y amigas, voy sumando a nuevos contactos que me enriquecen como profesional y ser humano. Entre mis comunidades hay sitios de idealismo como "Quiero cambiar el mundo", "Justicia para Ycuá Bolaños", "Yo quiero mejorar Ciudad del Este", o sitios de formación profesional y debate como "Periodismo en español", "Periodismo UNA", "ÚH digital" o "Leer es un placer". Por eso me sentí alarmado en estos días, al oír voces airadas de educadores y padres de familia que piden censurar o clausurar el Orkut en Paraguay, en respuesta a inadaptados sociales que lo mal utilizan para agredir, insultar o amenazar a otras personas. Lo preocupante es que el pedido totalitario encuentra eco en profesionales de la Fiscalía y en legisladores que ya tienen hasta un proyecto de Ley para censurar internet.
Sé que es grave y preocupante que desde la red se promueva el odio, la intolerancia, el racismo o la violencia. Pero, ¿acaso la mejor respuesta es prohibir, censurar, clausurar un espacio de comunicación? También hay inadaptados que usan el teléfono para insultar y hasta amenazar de muerte. ¿A quien se le ocurre prohibir por ello el uso del teléfono?
Como toda máquina, las computadoras interconectadas no tienen moral. Si alguien muere acuchillado, la culpa no es del cuchillo sino de quien lo empuña. El cuchillo en manos de Jack El Destripador es un arma de terror, pero en las de Sarita Garófalo hace manjares en la cocina, en las del tallador Zenón Paéz produce obras de arte, y en las de un médico cirujano permite salvar vidas. ¡Arresten a Jack El Destripador, pero no le quiten el cuchillo a Sarita, a Zenón, ni al cirujano!

Aunque todavía está en pañales, internet es uno de los espacios de mayor libertad del que hoy dispone la humanidad para comunicarse, informarse, expresarse y ayudarse a ser mejor...

Fragmento de un artículo publicado por Andrés Colmán Gutiérrez (Diario Última Hora)

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