En
el Día de la Madre, mamás profesionales y a tiempo completo de
diferentes generaciones hablan de sus desafíos como madres. Critican
a la sociedad actual que incita al desapego maternal.
Como canguros. La pequeña Alessandra acompaña a su madre, Lourdes Ramírez, a donde vaya. | UH
Por Luján Román
Una
batalla emprende Lourdes Ramírez desde que es mamá. La pelea empieza
con el entorno. "No le mimes, no le alces mucho, no le des tanto
cariño, no seas mamitis", son las frases que la madre primeriza de 33
años, como muchas otras, se niega a cumplir todos los días y también
hoy en el Día de la Madre.
Tres
meses después de que naciera Alessandra, su hija, la llevó a su
trabajo en la Facultad de Filosofía UNA, donde se desempeña como
coordinadora de Ciencias de la Comunicación. Con el correr de los días
se hizo costumbre para los alumnos ver a la bebé en la universidad,
tanto que al ingresar a la sala de trabajo ya se siente el aroma a bebé.
"A
veces le llevo a mi otro trabajo también, siempre trato de no separarme
de ella y tratar de estar más tiempo juntas, siempre está conmigo en
cualquier lugar", comparte Lourdes.
Según la sicóloga Patricia Ruiz Díaz, del centro de crianza Pachamama
y mamá de un niño de cinco años, a la larga el apego es positivo
para el bebé como para la sociedad misma, teniendo en cuenta los altos
índices de violencia que se registran a consecuencia de las carencias
de apego que tuvieron los adultos en su niñez.
Jenny Cáceres, bibliotecóloga, en los últimos meses de su segundo
embarazo, Adriana Ruiz Díaz, mamá de Jazmín de 10 meses y Gabriela
Abente, mamá de Facu y Constanza, comentan que este grupo sirve para
hacer catarsis. "Hablo con las madres, y me desahogo cuando no puedo
cumplir con mis planes al final del día porque mi hija se enferma o
porque no se durmió a la noche", distingue Jenny.
LO MEJOR.
Mientras sus hijos corretean por la sala, Gabriela y Adriana se
arriesgan a dar un concepto de madre. "Ser mamá es dejar de lado lo
que antes era tu vida, para tener completamente otra vida hasta que sean
adultos", dice Gabriela mientras acaricia a su pequeña.
La
vida te cambia totalmente, perdés tu independencia, pero ganás una
hija, comenta Adriana, para quien ser madre full time es muy
gratificante porque es testigo de cada cambio de su hija.
MAMÁ Y PAPÁ.
Augusto (24) y Nadia (15) tienen una mamá única: Selva Rolón, quien
desde que se enteró de que iba a ser madre, sintió una felicidad
indescriptible. Tanta fue, que Selva hasta pudo combinar tres roles,
ser inspectora de barcos en el Astillero por la mañana y mamá y papá a
todas horas.
Hace más de 30 años, Selva hace ecografías a los barcos. Ahora
inspecciona uno de 95 metros en la Marina hasta el mediodía y, además,
trabaja en su propia empresa para que sus hijos vivan mejor.
Fuera como dentro de casa, las madres paraguayas comparten un
sueño: ver a sus hermosos hijos e hijas felices y sanos, aunque les
cueste un parto.
POR UNA CRIANZA CON APEGO
Las
mamás que acuden al centro de crianza Pachamama de Asunción forman
parte de un grupo de apoyo terapéutico para sobrellevar la maternidad.
Allí, realizan gimnasia para embarazadas, se preparan para el parto
normal, la lactancia y la crianza con apego cada segundo viernes del mes
gratuitamente.