domingo, 16 de mayo de 2010

Las ideas de Ramón Indalecio Cardozo, más vigentes que nunca



Un artículo de ABC Color

A 134 AÑOS DE SU NATALICIO

Hoy se conmemoran 134 años del natalicio del pedagogo paraguayo Ramón Indalecio Cardozo, cuyas ideas educativas, relegadas por décadas, hoy son retomadas por el Ministerio de Educación y colocadas como base para construir la Nueva Escuela Pública Paraguaya. Raúl Aguilera Méndez, estudioso de sus obras, investigador y catedrático de larga trayectoria, habla de su obra.

–¿Quién fue Ramón Indalecio Cardozo?

–Fue un adelantado a su tiempo (1920), docente nato, uno de los pedagogos de mayor transcendencia de la educación paraguaya, quien vivió y ejerció la profesión durante 45 años con el alma y vida del verdadero maestro.

–¿De qué lugar del país proviene y dónde estudió?

–El nació en Villarrica, el 16 de mayo de 1876, estudió la primaria en su ciudad natal y el tercer curso en el Colegio Nacional de Segunda Enseñanza (1892). Posteriormente, fue becado durante el gobierno de don Juan Gualberto González para proseguir sus estudios en el glorioso y centenario Colegio Nacional de la Capital, del cual egresó. Fueron de su promoción los jóvenes Eusebio Ayala, Félix Paiva, Simeón Carísimo, Andrés Barbero y otros.

–¿Por qué es importante rescatar su pensamiento o ideales pedagógicos en este tiempo para la educación?

–A pesar de haber pasado más de 85 años, sus ideas tienen vida y plena vigencia en las aulas y en la escuela de manera integral.

Tenemos que reconocer que, a pesar de los esfuerzos hechos en los últimos tiempos, los resultados de la educación de los niños, niñas y jóvenes no satisfacen plenamente.

En este tiempo de crisis de la vocación docente –porque existen muchos docentes que enseñan pero pocos son los que educan– debemos mirar a Ramón Indalecio Cardozo para encontrar el modelo de maestro que queremos.

El tenía el norte educativo claro, basado en la reflexión de su práctica e investigación constante.

–¿Cuál fue su trayectoria en educación?

–Ejerció el magisterio por más de 45 años en todos los niveles educativos, fue el primer director de la Escuela Normal Rural (1914), director general de Escuelas (1920) y ocupó otros cargos de relevancia en la función pública.

Bajo su administración como director general de Escuelas, se organizó el cuerpo de inspectores, hoy conocidos como supervisores educacionales, cuyos roles actuales están muy alejados de lo que él aspiró.

La organización actual de la Supervisión Educativa tiene elementos de su propuesta. De esta manera dividió el país en zonas geográficas, otorgando amplias e importantes funciones a los inspectores.

Es importante destacar que su formación pedagógica no la obtuvo en centros extranjeros.

Ramón Indalecio Cardozo fue un hombre de mucha lectura. Ya en esa época intercambiaba correspondencia con pedagogos del exterior.

Además, es el único educador paraguayo que figura en el Diccionario Pedagógico de Lorenzo Luzuriaga, como destacado gestor de la educación nueva.

–¿Cuáles fueron las características principales de la escuela que él soñaba?

–Una escuela que funcione en contacto con la naturaleza, vinculada a la comunidad educativa, lejos del autoritarismo de los docentes, superando la enseñanza informativa, en donde el estudiante sea sujeto de su propia perfección.

–Por las venas de Ramón Indalecio Cardozo corre sangre política, atendiendo a que su padre fue uno de los fundadores del Partido Liberal, ¿cuál era la línea recomendada a los docentes?

–Recomendaba a los docentes alejarse de las luchas partidarias internas, vivir en paz y armonía con los padres de familia, a fin de obtener éxito en su noble misión. No obstante, reconocía el derecho político del docente.

Algunos materiales señalan que declinó dos veces su candidatura a senador, porque él encontraba cierta incompatibilidad ética con la decisión de ocupar ese cargo.

–¿Por qué los docentes de hoy conocen tan poco a Ramón Indalecio Cardozo?

–Las causas son variadas, pero podemos señalar algunas, como la débil presencia de sus ideas en el currículum de formación docente, inclusive en los cursos de grado (licenciatura) en el campo de la educación ofrecida por las universidades e institutos superiores.

Por otro lado, sus producciones no están muy difundidas en el Paraguay, casi no existen en plaza, aunque estas hayan trascendido fronteras.

De este grupo, la más conocida es la Pedagogía de la Escuela Activa, editada en tres tomos entre los años 1938-1939.

Penosamente lo conocemos poco.

Fíjese en un detalle, pero que forma parte de la historia de la educación: durante el máximo cargo que ocupó en la educación asignó a escuelas nacionales nombres de países americanos para apoyar el americanismo, de ahí surgen las escuelas que funcionan hasta hoy día como: República Argentina, República del Brasil, República Oriental del Uruguay, República de Chile.

–Teniendo en cuenta que usted ha estudiado las obras y el pensamiento de Cardozo, sobre esa base, ¿qué cree que les diría Ramón Indalecio Cardozo a los docentes paraguayos de este tiempo?

–Que lo más importante para cualquier docente deben ser sus alumnos y que debe utilizar toda su fuerza para formar ciudadanos de bien, que enseñen la práctica de valores a través de la vivencia y el ejemplo y no teorizarlas simplemente desde el pizarrón.

Que la única forma de mejorar el trabajo docente es apostando a una formación continua durante toda la carrera.

Aquel docente que renuncie a esto, está condenado a su fracaso profesional y a truncar la formación de los niños, niñas y jóvenes que están a su cargo.

Asimismo, el docente que no conoce su área, no sabe gestionar el currículum, carece de unas de las competencias profesionales fundamentales para conducir el proceso educativo, que debe invertir mayor tiempo y todos los recursos posibles para mejorar su condición profesional.

–¿Cuál es su reflexión sobre la vida y aportes de Ramón Indalecio Cardozo?

–Ramón Indalecio Cardozo es uno de los héroes civiles del Paraguay; a pesar del tiempo político difícil que le tocó vivir, supo sortear las dificultades.

Al igual que él, no debemos renunciar a nuestros principios, debemos perseverar por nuestros sueños e ideales para construir un Paraguay diferente, solidario y fraterno para todos y todas, a través de la educación.

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